Por Yanaisy Sarduy Sánchez.
Cuba vive y renace el 11, el 26 y siempre. De ello NO caben dudas. A un año de aquel día estrepitoso, fruto del compendio entre opositores que forman shows, odiadores, desesperados y embullados, la tranquilidad ciudadana y la seguridad de las calles continúa como premisa del día a día en el territorio violeteño, al nordeste de Ciego de Ávila.
El factor sorpresa de entonces reveló la cláusula para la erradicación de la inmovilidad revolucionaria en algunos sitios. Por aquel entonces, lo sorpresivo fue un hecho, un ingrediente aliado de la conocida guerra NO convencional que intenta apretar a la isla contra la pared.
Y es que tras los altercados se refugiaban diversas causas. Influyeron así las 243 medidas coercitivas unilaterales contra la Isla aprobadas por Donald Trump. Por supuesto, muchas de estas en plena pandemia y preservadas por Biden.
También impactó el desabastecimiento y difícil acceso a alimentos y medicinas de la población. Tras los sucesos la visión resultó otra. Afloró la urgencia de mirar con los ojos del pueblo, de abandonar orejeras allí donde hizo falta.
Porque, en efecto, era obvio: otro debía ser el método, otro el trato y la solución, otra la gestión en la comunidad vulnerable y con el anciano que lleva tras de sí la vergüenza y la descendencia mambisa.
A un año de aquel falso pacifismo, las calles continúan hoy a cargo de los revolucionarios. Y son de todos Sí, pero de todos los que integran esa colectividad que las transforman, que aúnan voluntades para paliar por un tiempo el bache del camino hasta que exista el recurso definitivo.
De todos los que se cogen a pecho aquello de sembrar su pedacito pues la crisis alimentaria agobia al mundo y no sólo a Cuba como pretenden mostrar los guiones de los odiadores y las fake news.
A un año de las protestas del 11 de julio resulta evidente también la urgencia del conocimiento y el juicio propio. Impera hoy un ambiente signado por la escasez, el empleo del tiempo libre en los programas del paquete semanal o el torrente de materiales diversos en las redes sociales.
De ahí que otra de las enseñanzas radique justo allí donde el estudio, los valores, la educación y el respeto se den la mano. Este 11 de julio en Primero de Enero las calles reflejan el clamor de un pueblo con solidez ideológica, convencido de transformar lo mal hecho pero por el camino invariable del socialismo. Las calles se regocijan entre niños, adolescentes, jóvenes y adultos con actividades culturales y deportivas, en las que Cuba vive y renace el 11, el 26 y siempre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario